Rosa de Jericó 2 unidades

N.º de producto: 1781

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El precio incluye el IVA

Apreciado amuleto utilizado para bendecir los hogares y negocios, ahuyentando las malas influencias y atrayendo la paz, el poder y la abundancia.

Creyentes y no creyentes de todo el mundo reconocen su belleza, la cuidan y cultivan.

 

Rosa de Jericó, es una planta con pequeñas flores blancas que no suele alcanzar los 15 cm de altura.

Cuando ha florecido las hojas caen y las ramas se contraen curvándose hacia el centro hasta adquirir una forma redondeada. En este momento el viento del desierto las arranca del suelo y las arrastra, convirtiéndolas en eternas viajeras que se desplazan por estepas y desiertos de otros países y continentes sin respetar fronteras.

Pueden permanecer cerradas y secas durante muchísimos años hasta que la humedad o el contacto con el agua vuelva a abrirlas, haciendo que recobren su frescura y su belleza. Es entonces cuando extiende de nuevo sus ramas, abren los frutos y dispersan las semillas, como si volviesen a nacer. Por eso también se la conoce como “planta de la resurrección”.

 

La Rosa de Jericó es un preciado amuleto que se utiliza:

  • Para bendecir los hogares, ahuyentando las malas influencias y atrayendo la paz, el poder y la abundancia al mismo.
  • Confiere suerte en los negocios, habilidad en el trabajo, salud, fuerzas, felicidad
  • Tiene la propiedad de transformar las energías negativas en positivas del lugar donde se encuentre.

Se dice que durante el segundo milenio antes de Cristo, comerciantes y hacendados de Jericó la traían desde otros lugares lejanos como un poderoso amuleto que utilizaban para bendecir sus casas y sus negocios. Durante esta época la ciudad de Jericó se encontraba sumida en un gran esplendor, la planta adquirió cada vez más fama y terminó por adoptar el nombre de la ciudad que con tanto ardor la acogió.

 

¿CÓMO DEBEMOS CONSERVAR LA ROSA DE JERICÓ?

Es muy fácil de conservar y mantener una Rosa de Jericó. Solo necesita agua limpia y una temperatura no excesivamente alta. Se coloca en un recipiente cualquiera y se cambia el agua de vez en cuando tratando de no dañar las pequeñas raíces.

Si queremos que la planta descanse, la retiramos del agua y la dejamos secar sobre un papel a temperatura ambiente y en semioscuridad.

Si pasado un tiempo queremos recuperarla otra vez, lo único que tenemos que hacer es volver a ponerla en contacto con el agua y la Rosa de Jericó nos ofrecerá una vez más un derroche de belleza.

 

LEYENDA

Cuenta la leyenda que cuando Jesús se retiraba a orar al desierto, la Rosa de Jericó se detenía una y otra vez a sus pies, arrastrada por los vientos. Al despertar del alba, la planta se abría con la humedad del rocío y ofrecía al Maestro las gotas de agua posadas sobre sus ramitas. Jesús, sediento, calmaba su sed tomando con sus dedos el agua que le ofrecía la planta. Agradecido por haberle apagado la sed, la bendijo. Esta leyenda se extendió por todos los continentes y pronto llegaron a considerarla una Flor Divina.

Un Ritual Arameo nos dice que pongamos sobre la Rosa un poco de agua y sus ramitas empezarán a abrirse. Dele un nombre a su Rosa, cuídela y cuando necesite un deseo pídaselo. Cuando la Rosa se lo conceda, quémela y lance sus cenizas al agua del mar o a un río, o frote con las cenizas su cuerpo desnudo y sumérjase en el agua. Antigua es la afirmación de que una Rosa de Jericó preparada con el Ritual Arameo de la Esperanza es infalible; no falla jamás.

 

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