Tiene una composición muy similar a la verde, pero con un mayor contenido de óxidos e hidróxidos de hierro, de ahí su color rojo.
Entre muchas de sus propiedades es:
Astringente, cicatrizante, muy indicada en problemas circulatorios y piernas con varices.
El poder de adsorción de la arcilla roja le permite la fijación y neutralización de toxinas, efectuando un drenaje y eliminación de las impurezas del organismo.
Alivia el dolor en zonas inflamadas y en artrosis. Calma los dolores musculares.
Para combatir el calor localizado en caso de aumento de la temperatura corporal.
Entre sus aplicaciones en belleza destacamos que es muy recomendable en pieles sensibles y delicadas, pues reseca menos que la arcilla verde.
Es un exfoliante suave y además tonifica y da vitalidad a nuestra piel, la limpia y ayuda a la circulación y regeneración de nuestras células.
Modo de empleo:
Mascarilla facial: En un bol o recipiente que no sea metálico, aplicar 1 o 2 cucharadas de arcilla en polvo y mezclar con agua, infusión o hidrolato hasta obtener una suave pasta. Aplicar una fina capa en la cara y el cuello, dejar actuar 10 min. Aclarar con agua tibia, aplicando después una crema hidratante.
Cataplasmas: En un bol o recipiente que no sea metálico, aplicar 2 o 3 cucharadas de arcilla en polvo y mezclar con agua, infusión o hidrolato hasta obtener una pasta consistente. Extender sobre la piel una capa de 1 cm. de espesor y dejar actuar de 1 a 2 horas, aclarar con agua tibia.